UNA VICTORIA Y ALGUNOS INTERROGANTES
La victoria obtenida por el PSOE el 9-M no ofrece lugar a dudas: 169 escaños, casi el 44% de lo votos; a solo 7 escaños de la mayoría absoluta. El PP tiene una derrota honorable, sí, pero derrota. No tiene la más mínima posibilidad de formar gobierno, ni recorta su diferencia con el PSOE por más que mejore en votos y escaños. Ciertamente avanza en donde ya ganó: Madrid, Valencia y Murcia sobre todo. La victoria del PSOE tiene tres hitos fundamentales: Andalucía, en un buen nivel aún perdiendo dos escaños (en las generales; en las autonómicas la pérdida de escaños permite revalidar la mayoría absoluta), en Euskadi, donde por vez primera el PSE-PSOE es primera fuerza en las tres circunscripciones y sobre todo, con el impresionante resultado del PSC-PSOE: 25 escaños; 4 más que en 2004 y en el nivel de 1982.
El primer problema es lógicamente la política de alianzas (CiU es la única fuerza nacionalista que se mantiene, ganando un escaño (11 frente a 10) pero ¿cómo pactar de forma estable con quien es oposición en Cataluña, al PSC, gran triunfador de las elecciones?
El siguiente acuerdo a considerar es el posible con el PNV, que pierde un escaño, de 7 a 6. La primera llamada que recibió José Luís Rodríguez Zapatero fue la de Iñigo Urkullu, Presidente del PNV. Pero eso implicaría consensuar el dar carpetazo a la consulta anunciada por Ibarretxe para octubre. Problemático, con las elecciones autonómicas a la vuelta de la esquina.
En otro orden de cosas, apenas queda otra izquierda con fuerza para pactar, lo que no es buena cosa. La debacle de ERC y de IU-Iniciativa per Catalunya va a hacer difícil los acuerdos con los cincos escaños (3 ERC, 2 IU-ICV) resultantes para estas formaciones, al menos acuerdos que vayan más allá de lo puntual. Especialmente si la lectura que se hace del resultado electoral por estos partidos resulta tan simplista como considerar que todo sucede por la excesiva proximidad al PSOE, por ayudar demasiado a la gobernabilidad.
En el caso de IU, como dice S. Carrillo posiblemente “sin Llamazares IU hubiera desaparecido parlamentariamente”. Hay que resaltar también la injusticia de la ley electoral. Sólo 315.000 de sus votos sirven para obtener escaños. El resto, 650.000 papeletas se pierden. En el caso de ERC, la retirada de Puigcercós del Gobierno catalán y el adelanto del congreso del partido añaden dificultades.
Mas probable resultan los acuerdos con BNG (Bloque Nacionalista Galego), son sólo dos escaños, pero la ventaja es que mantienen el buen resultado de 2004, hay un acuerdo en Galicia con ellos y la lectura de los resultados, con acuerdo allí y en Madrid no va a resultar demasiado problemática para ellos. Con estos planteamientos resulta más que probable – y quizás hasta deseable – un gobierno con sólo el apoyo del PSOE, al menos en un primer momento.
Pero más allá de la investidura e incluso de la gobernabilidad del día a día debe estar (debería estar) el necesario acuerdo de las dos principales fuerzas políticas para no repetir la crispación de la legislatura recién terminada.
Para empezar, debería ser posible un acuerdo para la renovación del Consejo General del Poder Judicial y del Tribunal Constitucional a la mayor brevedad posible. También obviamente, restablecer un mínimo consenso en cuanto a la política antiterrorista, ¿qué posibilidades reales hay para esto? Mientras José Luis Rodríguez Zapatero, en su primera intervención tras la victoria ofrecía diálogo y tendía la mano, Mariano Rajoy sonreía ante los “simpáticos gritos” de “Zapatero embustero” de su hinchada “genovesa”. No es precisamente un buen augurio. Pues bien, no hay que olvidar lo elemental: aunque la derrota les sepa más o menos dulce, en derrota se queda. Los consensos son cosa de dos y no pueden realizarse si el PP no rectifica sus posiciones. Todos tendremos que movernos. El PP también. Más allá de la previsible reelección de Rajoy en el congreso adelantado a Junio, persiste una pregunta clave: el PP ¿ha conseguido estos honorables resultados por la oposición realizada o a pesar de ella?
JUAN ANTONIO BARRIO
Madrid , 12-03-2008
CORRIENTE IZQUIERDA SOCIALISTA
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